En 1564, el concejo de Irun
decidió levantar una columna junto al camino real. Las autoridades
hondarribiarras, celosas de la jurisdicción civil y criminal que les correspondía
como villa, denunciaron el atrevimiento de lo que llamaban “mi aldea”. El
concejo se defendió, y curiosamente le salió bien, alegando que no pretendían
hacer “rolleo e picota”, sino un árbol pétreo que sustituyera permanentemente
al árbol de San Juan que se plantaba todos los 23 de junio. Y coronaron la
columna con una estatua del santo.
Disimulos independentistas aparte
(junto al supuesto árbol pétreo se siguió colocando un chopo cada año que
invalidaba argumento tan chirene), desde una concepción tradicional, no habría
sido baladí la sustitución de la madera por la piedra, con lo que tiene una de
simbolismo de permanencia frente a la renovación anual de la vida que simboliza
la otra. Por eso, sin entrar en el apasionante mundo de separar historia y mito,
algo muchísimo más difícil de hacer de lo que en principio parece, siempre me
resultó chocante el argumento esgrimido hace varios siglos…
Hasta las obras de remodelación de la plaza, el árbol se plantaba junto a la columna. El Ayuntamiento es dos siglos posterior a San Juan Harria, y a saber cuántos posterior al árbol. |
…Hasta que me paré en Les, en el
Aran (valle de Aran es una redundancia que contaré otro día) y contemplé eth
haro, un árbol de verdad, no pétreo pero sí permanente, puesto que se alza desde
San Pedro (29 de junio) hasta la víspera de San Juan, cuando es quemado entre
rituales posiblemente vinculados a la fertilidad. Es decir, que la idea de un
árbol permanentemente expuesto en la plaza del pueblo no es tan extraña.
Antiguamente, en Les se plantaba el nuevo el mismo veinticuatro, con lo que ni
siquiera pasaban cinco días sin árbol, como ahora.
Como San Juan Harria, eth haro se remata con un símbolo pagano, la guirnalda vegetal, y uno cristiano, la cruz. |
No voy a entrar a hablar de la
vinculación de San Juan y sus santos vecinos en el caso de Irun (aunque ahora
se dice popularmente “sanmarciales”, por el día 30, las fiestas son de San
Pedro y San Marcial). Me había prometido ser más corto y ahora solo quiero
destacar un aspecto: tanto en Irun como en Les, el elemento mítico/identitario local
ha dado lugar a un topónimo que seguramente sobreviviría a la desaparición de
los respectivos “árboles”: la Plaça deth Haro y la de San Juan Harria (harria =
la piedra).
Tampoco
me extiendo en el gran valor que tiene el propio espacio para entender los
mitos y ritos que en ellos se protagonizan, sobre todo porque ya lo he contado
en otras entradas.
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