Que los relatos míticos rezuman poesía es
algo que advirtieron, entre otros, Azkue y Caro Baroja, el primero hace ya un
siglo. Hasta en los versos burlones contra Peramea y en la tremebunda fórmula
de excomunión de la entrada anterior se halla poesía, o en las rimas de los
zozomikoteak en euskara y los manllevats catalanes (ver entrada del 1 de abril
de 2012, “los días prestados”) que este año han llegado con un poco de retraso,
pero no debilitados.
El ejemplo de esta vez es poético, incluso un
punto lírico hasta en la coincidencia. También en abril de 2012 ponía un
ejemplo extrapirenaico pero muy habitual, y marcado en piedra. Pero el de esta
vez es especial. Si hace poco hablaba de la lluvia, ahora le toca al arco iris,
que ni siquiera es un fenómeno meteorológico, sino simplemente óptico, y sin embargo
o quizá por ello mismo es objeto de numerosos mitos. Plou i fa sol: les bruixes s’en pentinen, me dijo el Jaume cuando le
conté lo que les voy a contar, y no faltan otras conclusiones míticas a algo
tan chocante como la lluvia con sol, desde bodas de zorros vascos hasta de locos
en Japón. No olviden que según la Biblia Dios selló con un arco iris su pacto de
no enviar más diluvios a la humanidad. La exposición de La Lluvia de San Telmo
presenta otros poéticos ejemplos. Y seguro que les suena que el arco iris surge
de un caldero lleno de oro, que vemos muchas pelis.
En el País Vasco, entre otras historias, se dice que quien lo atraviese cambiará de sexo. Por eso, cuando leí que contaban lo mismo de la Roca Foradada entre Figuerola del Camp y Barberá de la Conca, y vi la foto, no pude evitar pensar que era un arco iris de piedra. Claro, allí hace falta algo más para que se obre el milagro: atravesarlo con un cesto lleno de agua en la cabeza. Transportar agua en un cesto es, precisamente, la viva imagen de la imposibilidad, lo mismo en una burlesca coplilla extremeña al novio chuleta (“de mí no tengas sospecha, que me tienes tan segura como el agua en una cesta) que como trabajo que se solicita a los genios pirenaicos (gillen, minairons, o simplemente diablos) precisamente para que no lo puedan realizar y dejen de importunar a sus ya hartos dueños.
Nota: en la Conca de Barberà, concretamente
en Solivella, hay otra roca foradada de la que se cuenta lo mismo (y otras en
otras comarcas, pero no me consta que con este mito). Gràcies, moltes gràcies a la dona de l’Ajuntament
que, quan li vaig demanar, em va contar que de petita hi anava, i va trucar a
un senyor molt amable que em va ensenyar com arribar, malgrat la roca ara estigui
blincada i el camí tancat de malesa, i em va contar coses molt interessants.
Potser una altre vegada amb més temps... i de pas trobar la petjada del diable,
que Solivella n'es molt ric, en mites i llegendes.
Puig on es troba la roca foradada de Solivella... si podeu trobar-la. |
Gràcies de nou i fins aviat.
¡Cómo es la gente! En vez de hacer un comentario en el blog, me escriben al correo directamente. De todas maneras, gràcies, Savina, maca.
ResponEliminaObserven un caso de atravesamiento de roca que hasta hace nada se habría atribuido a brujas o similares. Es en Montserrat, y si leen los comentarios al vídeo verán que se cuenta la misma leyenda. Eso sí: en este caso "noruego" faltaba el cesto de agua en la cabeza, por lo que sigue sin demostrarse su validez mítico-científica.
http://www.ara.cat/el_radar/paracaigudista-travessa-volant-roca-Foradada-Montserrat_3_902339769.html